¡Bienvenidos de nuevo!
Hoy os vengo a contar una de las experie cias que tuve en una de las clases de Expresión Plástica en la Educación Primaria, en la que nos dedicamos a dibujar diversas figuras para aprender a expresar el movimiento a través de pequeños bocetos presentados en la pizarra.
A continuación, os mostraré los dibujos que realicé en esta clase para que juzguéis por vosotros mismos:
También dibujamos bocetos partiendo de fotos y algunos resultados son estos:
Este ejercicio nos ayudó a entender los patrones de movimiento y cómo, con figuras muy simples, podemos dar otro aspecto a nuestras creaciones, algo que, personalmente, me resultó especialmente difícil porque no estoy acostumbrada a tomar, aunque solo sea, 10 minutos de mi día a día a dibujar para ir perfeccionando mi técnica (o más bien empezar de cero esta tarea).
En el dibujo, se puede observar como, al inicio de la actividad, realizaba trazados suaves, dudosos. Pero a medida que iba avanzando, ya comenzaron a ser más decididos por lo que se marcaban más en el papel.
El comienzo inseguro de la tarea se debe a que, con el paso de los años y los cursos, se priman otro tipo de aprendizajes sin dar la importancia que realmente se debería a la Educación Plástica y Visual, ya que es básica para aprender a captar el mundo desde otra perspectiva, con otros ojos. Conocer las formas de representación más significativas de nuestra cultura, hacer del arte una asignatura más y no relegarla a un segundo plano, como una actividad extraescolar más.
A los pocos días, volví a realizar el mismo trabajo, pero con otros bocetos distintos, y el resultado fue el siguiente:
En ellos, se pueden observar como, poco a poco, iba confiando en mi misma y en mi capacidad para mejorar mi destreza dibujando y realizaba los trazados más decisivos, aunque los dibujos fueran algo más complicados.
Con esta asignatura se desarrolla la creatividad, las ganas de ir más allá de lo que se percibe por los sentidos, de innovar y ofrecer otra visión del mundo. Pero, desde muy pequeños, nos arrebatan estas ganas de afrontar la vida de la manera más valiente posible: pintando.
Nos guían a todos por el mismo camino, creando a individuos iguales. Porque las diferencias no se ven como una virtud sino como un defecto que se debe corregir lo antes posible.
En lo más profundo de nosotros, tenemos miedo a expresarnos libremente porque siempre ha habido alguien detrás que nos lo impedía. Por ello, muchos de nosotros nos hemos quedado en la etapa "renacuajo", de la que deberíamos haber salido a los 7 años, ya que seguimos dibujando con unos patrones determinados: unos monigotes compuestos por cabeza formada por un círculo, y cuatro palos representando el tronco, las piernas y los brazos.
Como futura maestra, me gustaría que esta situación cambiase, que dejaramos a los niños pintar, convertir esta asignatura en un elemento transversal y tratarla en Matemáticas, Lengua, Ciencias de la Naturaleza... Se necesitan cambios en el sistema educativo y nosotros podemos ser los que los promovamos, sin dejar de lado una de las asignaturas más importantes para ponerse en el lugar del otro y ser tolerantes con lo que todos piensan (y ven).
¡Hasta la próxima!